sábado, 18 de junio de 2011

Romería en Honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza- Los Realejos (2011)



Y llegó el día...llegó el día que estábamos esperando, llegaba la hora de bailar y de tocar por las calles de Los Realejos, nuestra segunda casa, de darlo todo por un pueblo que tanto cariño nos ha brindado a lo largo de estas tres décadas, en las que hemos asistido al Festival y a la Romería en Honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza.

Y allí se encontraba el grupo, en frente de la Iglesia, tambores tensados, pitos "afinados" y bailarines perfectamente vestidos con sus chácaras, debajo de un cielo nuboso que amenazaba con llover, pero que se mantuvo fresco a lo largo del día por el bien de los bailarines y de los tocadores...Y allí nos citábamos un año más, un año mas viejos pero con más fuerzas, con ganas de que empezase la música para poder bailar.

"¿Cuántas juyonas van a tocar?""No se pasen, ¡miren a ver!" Se preguntaban los bailarines entre risas y complicidad con los tocadores. Y llegó la hora, sobre las 12.30, una vez finalizada la misa, sonaba el primer pito y caían al unísono los palos de los tambores .Un redondo daba pie al comienzo de la Romería, al inicio de la venia, al encuentro entre los bailarines con San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, a quienes acompañaron en su salida de la Iglesia hasta la primera parada, para que una vez sentados en una gran silla situada en la entrada de la Plaza de la Iglesia dieran comienzo las ofrendas de todos los realejeros y el paso de las carretas, acompañadas por la música de los grupos entre folías, isas, malagueñas...y cómo no, a la cita no faltaron nuestros amigos los gomeros con sus tambores y chácaras.

En esos momentos, el grupo aprovechó para descansar y comer la buena comida canaria que brindaban los realejeros en cada una de las carretas....carne, chicharrones, gofio, pan con chorizo....

Una vez pasaron todas las carretas, nos tocaba de nuevo el turno a nosotros, nuevamente levantábamos al santo y a la virgen, ya empezaba a retumbar el sonido de los tambores en las casas, ya los pitos mandaban el sentir de la música, comenzaba el Baile de la Virgen en los Realejos.

Y así transcurrió la romería en su trayecto habitual por el pueblo... redondos, tajarastes, paso cumbres, danzas y contradanzas llenaban de sonidos sus calles, de color con el vaivén de los bailarines y sus vueltas, calles que en sus laterales estaban abarrotadas de personas que con sus apláusos y vitores al grupo nos daban fuerza para seguir, que junto a las dos paradas tradicionales que en forma de vino y comida nos devolvían la energía perdida. Y es que es un lujo poder ver y oir a Marcelino tocar junto con su equipo de "piteros" (como dice Uly, al que en esta ocasión echamos de menos) acompañado de esos tambores que van marcando con sus palos el latir del corazón del grupo (Domingo Pandullo, Domingo "El Negro", Sotero y companía) y como no, a ese grupo de bailarines veteranos y jóvenes "capitaneados" por esa pareja de Guíos que forman Domingo y Juan José.

Se acercaba la recta final, nos aproximábamos a la Iglesia y había que bailar y tocar con más fuerza pues la romería se acababa, la gente se agolpada en la entrada mientras éramos recibido entre aplausos y muestras de cariño "¡Viva Sabinosa!¡Vivan los gabeteros! nos gritaban mientras bailábamos la tan "temida" juyona, es impresionante ver a los bailarines bailar ese toque, sus vueltas, sus ganas, la alegría en sus caras, brazos para arriba, y como no, unas chácaras bien tocadas.

Con un redondo entrábamos a en Iglesia, el calor de la gente y sus ojos te agradecían el esfuerzo realizado, y allí una vez sentado el santo y la virgen, entre el movimiento de un centenar de varas con el color de sus cintas, y después de las palabras del cura, se despedía el grupo Sabinosa un año mas del pueblo realejero, tocando el Santo Domingo hasta la puerta de la Iglesia donde un último pitido de Marcelino ponía punto y final a la Romería.

Era hora de agradecimientos y felicitaciones, de reconocimiento entre bailarines y tocadores. Se podía oir entre el murmullo..."este año trajeron un grupo bueno" a lo que contestaron ..."¿bueno?¡Buenísimos! ¡y eso que no vinieron todos!..." con esta frase homenajeaba a todos aquellos que por diversas razones no pudieron estar con nosotros físicamente porque mentalmente siempre están.

Y es que es un lujo poder contar con este grupo, con esta familia que une a "veteranos" con jóvenes de diferentes generaciones, a gabeteros con piñeros, a los que siempre estaremos agradecidos, lo que hace que día a día el grupo crezca más para orgullo de su pueblo, del Hierro y del mundo entero.

Hasta el próximo año...

(Fotografías: Pili Gutiérrez)